Gaza despierta entre ruinas y promesas

Ciudad de Gaza. — La Franja de Gaza amaneció con una calma inusual tras el anuncio del acuerdo de paz. Entre edificios destruidos y calles silenciosas, miles de palestinos salieron a celebrar el fin de la guerra, aunque con prudencia. “Queremos creer, pero tememos otro engaño”, confesó Ahmed, maestro de escuela que ha visto tres guerras en una década.

El liderazgo de Hamas confirmó la liberación de los últimos rehenes vivos —un gesto clave para la firma del pacto— y anunció que participará en la reconstrucción de Gaza a través de un “comité conjunto” supervisado por Egipto y Qatar. Fuentes de Naciones Unidas confirmaron que los primeros convoyes humanitarios ya se preparan para ingresar a territorio palestino.

La paz llega a una Gaza devastada: el desempleo supera el 50 %, la electricidad sigue racionada y la infraestructura básica colapsó. Sin embargo, por primera vez en años, la gente habla de futuro. “La paz no se come, pero puede traer trabajo”, dijo Fatima, madre de cuatro hijos.

En Washington, los republicanos celebran el acuerdo como una victoria moral y geopolítica de Estados Unidos, mientras los demócratas critican la ausencia de la ONU en la mesa de negociación. Pero en el terreno, los hechos hablan por sí solos: los cañones callaron, los rehenes regresaron a casa y Medio Oriente, por primera vez en mucho tiempo, mira hacia adelante.