El juez Clint Bolick defiende los principios del gobierno limitado
En el más reciente episodio del programa Mrs. Monet, la conductora Monet Bacs sostuvo una conversación profunda con el juez de la Corte Suprema de Arizona, Clint Bolick, sobre los fundamentos del gobierno limitado y la defensa de los derechos individuales en Estados Unidos. La charla, que recorrió temas como la propiedad privada, la libertad de expresión, la educación y la inmigración, sirvió como una clase magistral sobre los valores constitucionales que, según ambos, se encuentran bajo amenaza constante por la expansión del poder gubernamental.
Desde el inicio, Bacs —quien se define como una “defensora del gobierno limitado”— planteó su preocupación por el creciente intervencionismo estatal, tomando como punto de partida el emblemático caso Kelo vs. New London, en el que una decisión de la Corte Suprema permitió al gobierno expropiar propiedades privadas con el argumento de promover el “beneficio público”. Bolick, que ha litigado durante décadas en defensa de los derechos de propiedad, calificó aquella sentencia como una distorsión del texto constitucional y un ejemplo claro de cómo el poder político puede redefinir conceptos fundamentales en perjuicio del ciudadano común. “Al cambiar una sola palabra —de ‘uso público’ a ‘beneficio público’— la Corte abrió la puerta a los abusos de la expropiación”, señaló.
La conversación derivó luego hacia uno de los temas que más apasionan a Bolick: la libertad de expresión. Con tono anecdótico, el juez recordó su experiencia como abogado del Goldwater Institute, cuando defendió el derecho de un estudio de tatuajes a operar en la ciudad de Tempe, Arizona. Aquella batalla judicial llevó a la Corte Suprema estatal a reconocer por primera vez que el tatuaje es una forma protegida de expresión artística. “Fue una victoria simbólica —recordó Bolick— porque demostramos que la libertad de expresión no se limita a las palabras. Cada tatuaje, cada símbolo, es también un mensaje personal”. El juez incluso mostró su propio tatuaje, un escorpión en el dedo con el que escribe, que se ha convertido en una insignia de su trayectoria.
Bacs y Bolick coincidieron en que la libertad de expresión enfrenta nuevos desafíos en una era marcada por la polarización política y la censura cultural. El juez expresó su preocupación por recientes intentos gubernamentales de restringir manifestaciones simbólicas —como la quema de la bandera— pese a que la Corte Suprema las ha protegido en repetidas ocasiones. “La integridad de nuestra nación depende de la defensa de la libertad de expresión, incluso cuando resulta ofensiva o incómoda”, advirtió.
Otro eje central de la conversación fue la libertad educativa y el derecho de los padres a elegir. Bolick relató cómo su interés por la educación nació de su propia experiencia y de la influencia de pensadores como Milton Friedman, pionero del concepto de “school choice”. El juez recordó su participación en litigios históricos que defendieron el uso de vouchers y cuentas de ahorro educativo como herramientas para empoderar a las familias y mejorar la calidad del sistema público a través de la competencia. “Cuando damos a los padres la libertad de elegir, todos ganan, incluso las escuelas públicas”, afirmó. Para Bolick, la diversidad de modelos educativos es no solo una cuestión de justicia social, sino de seguridad nacional: “Un sistema educativo competitivo es clave para mantener a Estados Unidos a la vanguardia frente a potencias como China”.
En la parte final del programa, Bacs abordó el tema migratorio, recordando que Bolick es coautor del libro Immigration Wars, escrito junto al exgobernador de Florida Jeb Bush. El juez lamentó que el país mantenga un sistema migratorio “obsoleto y disfuncional” que no responde a las necesidades económicas actuales. Propuso soluciones de consenso —como programas de trabajadores invitados, biometría para el control de visas y una mejor coordinación entre seguridad y economía—, pero reconoció que “la política partidista ha convertido la inmigración en un balón de fútbol electoral”.
Antes de concluir, Bolick subrayó la importancia de preservar la independencia judicial como garantía última de la libertad. “Los estadounidenses resuelven sus disputas en los tribunales, no en las calles. Si perdemos eso, dejamos de ser una democracia estable”, advirtió. Monet Bacs cerró el programa resaltando la necesidad de seguir debatiendo, con profundidad y contexto, los temas que definen la relación entre el ciudadano y el Estado.
Con su estilo directo y su vocación por los principios clásicos del constitucionalismo estadounidense, Mrs. Monet volvió a poner sobre la mesa una discusión esencial: la defensa del individuo frente al poder del gobierno. En tiempos de polarización y desconfianza, la conversación entre Bacs y Bolick fue un recordatorio de que la libertad —como la justicia— requiere vigilancia constante.