Ataques contra iglesias católicas disparan las alarmas

Desde 2020, más de 528 iglesias católicas han sido atacadas en Estados Unidos. Incendios provocados, graffiti con mensajes satánicos, destrucción de imágenes religiosas y agresiones durante misas forman parte de una tendencia que crece en silencio pero que preocupa profundamente a las comunidades de fe.

El portal CatholicVote.com ha documentado los incidentes y detecta un aumento brusco desde mayo de 2022, cuando se filtró el borrador de la Corte Suprema que anunciaba la anulación de Roe vs. Wade, el fallo que había protegido el aborto como derecho federal. Desde entonces, los ataques se dispararon y se mantienen a un ritmo constante.

Lucía Navarro, en su programa Punto Clave, analizó el fenómeno junto a Alejandro Bermúdez, consultor de Catholic Vote. Ambos coincidieron en que los ataques reflejan un preocupante clima de intolerancia y odio religioso.

“Es innegable la conexión entre la filtración del fallo sobre el aborto y el aumento de agresiones”, explicó Bermúdez. “Mucha gente, de forma equivocada, asoció la decisión con la Iglesia Católica, quizás porque varios jueces de la Corte Suprema son católicos. Pero la Iglesia no tuvo nada que ver con la sentencia”.

Una violencia con sello político

De acuerdo con los registros de Catholic Vote, los ataques han ocurrido en 43 estados.
Los más afectados son:

  • California – 60 incidentes

  • Nueva York – 60

  • Pensilvania – 37

  • Texas – 27

El año 2022 fue el más violento, con 118 ataques registrados, seguido de 108 en 2023. En lo que va de 2025, ya se han contabilizado 47. “Y ojalá no aumenten”, advirtió Navarro, “aunque el clima social está cada vez más polarizado”.

Bermúdez denunció que, pese a las evidencias, las autoridades federales no han tratado los ataques como crímenes de odio. “De los agresores, menos del 20% ha sido arrestado y apenas un 2% fue acusado de crimen de odio”, dijo. En varios estados, las autoridades han justificado los hechos alegando “inestabilidad mental” de los responsables, lo que, según Bermúdez, “no explica por qué todos los supuestos loquitos atacan el mismo tipo de templos”.

Falta de acción y doble rasero

En diciembre de 2021, Catholic Vote envió una carta al fiscal general Merrick Garland pidiendo una investigación federal. “Lo hicimos durante la administración de un presidente católico, Joe Biden”, recordó Bermúdez, “y, aun así, no pasó nada. No se pidió castigo, solo investigación”.

El contraste, añadió, es evidente: “El FBI sí actuó rápidamente ante protestas frente a clínicas abortistas, pero no ante la quema de iglesias”.

Navarro subrayó que el problema va más allá de la religión. “Estos ataques afectan a comunidades enteras, a personas trabajadoras y sencillas que solo buscan un espacio para rezar”, dijo. “Atacar una iglesia es atacar el derecho fundamental a la libertad religiosa”.

Un despertar espiritual entre los jóvenes

En la segunda parte de la entrevista, Bermúdez habló sobre un fenómeno alentador: el resurgir del catolicismo entre los jóvenes. Según datos del Centro Pew, más del 80% de los adultos estadounidenses tiene una opinión favorable del nuevo Papa León XIV, el primer pontífice norteamericano, cuya popularidad creció vertiginosamente desde su elección en mayo tras la muerte del Papa Francisco.

“Su sencillez y cercanía lo han hecho muy querido”, explicó Bermúdez. “Además, vivió 20 años como misionero en América Latina. Eso le da una perspectiva humana y panamericana que conecta con la juventud”.

Estudios recientes indican que en países como Inglaterra, donde el catolicismo había perdido terreno, la generación Z muestra el doble de practicantes católicos que evangélicos. “Entre los jóvenes, el catolicismo se ha puesto de moda”, bromeó Navarro, mientras Bermúdez apuntó que más allá de una moda, “podría tratarse de un renacimiento espiritual”.

El reto, coincidieron ambos, será convertir ese entusiasmo juvenil en un cambio histórico duradero dentro de la Iglesia.

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