Inteligencia artificial: oportunidades inmensas y riesgos inevitables

La inteligencia artificial (IA) dejó de ser un experimento de laboratorio para convertirse en una fuerza transformadora de la vida cotidiana. Así lo destacó Agustín Saldate, especialista en innovación tecnológica, durante su participación en el programa Punto Clave, conducido por Lucía Navarro.

“Estamos viviendo una revolución tan importante como lo fue la llegada de Internet. La diferencia es que la inteligencia artificial está avanzando diez veces más rápido”, afirmó Saldate, convencido de que la IA será el motor principal de la economía en la próxima década.

La aplicación de la IA ya impacta en múltiples sectores. En medicina, algoritmos de aprendizaje automático permiten diagnósticos más tempranos y precisos; en educación, plataformas inteligentes ofrecen programas personalizados para cada estudiante; en finanzas, los sistemas detectan fraudes y optimizan inversiones en cuestión de segundos. Para Saldate, el gran salto vino con la IA generativa, capaz de producir textos, imágenes y sonidos, lo que democratizó el acceso a herramientas creativas.

Sin embargo, los beneficios traen consigo riesgos. “El problema no es solo tecnológico, es humano: ¿cómo aseguramos que los algoritmos no reproduzcan sesgos? ¿Cómo regulamos el uso de la IA en elecciones, en el trabajo o en la educación?”, cuestionó Saldate, recordando que la falta de marcos regulatorios claros puede convertir a esta herramienta en un arma de desinformación masiva.

En el terreno geopolítico, la IA se ha convertido en un eje de competencia estratégica. Estados Unidos y China invierten miles de millones de dólares para liderar el desarrollo de estas tecnologías, conscientes de que su dominio será determinante en el equilibrio de poder global. La Unión Europea, en contraste, avanza en regulaciones pioneras como el AI Act, que busca establecer límites éticos y de seguridad.

Pese a las tensiones, las proyecciones son optimistas: según la consultora PwC, la inteligencia artificial podría añadir 15,7 billones de dólares a la economía mundial para 2030. Para Saldate, el verdadero reto será garantizar que esa riqueza no se concentre en pocos actores tecnológicos. “La IA no viene a sustituir al ser humano. Viene a replantear cómo trabajamos, cómo aprendemos y cómo creamos. La pregunta es: ¿estamos preparados para usarla en beneficio de todos, y no solo de unos cuantos?”, enfatizó.

Con oportunidades inmensas y riesgos inevitables, la inteligencia artificial avanza a paso firme. Su impacto en el futuro de la humanidad dependerá, como concluyó Saldate en Punto Clave, de las decisiones éticas y políticas que se tomen hoy.

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