Cierre del gobierno: incertidumbre social y pulso político al borde del récord

Con 28 días de parálisis administrativa y más de dos millones de trabajadores federales afectados, el cierre parcial del gobierno estadounidense se ha convertido en un nuevo punto de tensión entre la Casa Blanca y el Congreso.
En The Game, Wadi Gaitán analizó el tema junto a Jonathan Soto y Marco Frieri, quienes coincidieron en que el impacto social de la crisis podría alterar el panorama político de cara a 2026.

“El 1 de noviembre será el punto crítico”, advirtió Gaitán. “Ese día, millones de familias perderán temporalmente beneficios como SNAP o WIC. Es cuando el costo humano del cierre se vuelve visible”. Frieri fue contundente: “No se puede negociar el tamaño del Estado con el hambre de los ciudadanos. Hay espacio para discutir la reforma del gasto público, pero no con el gobierno cerrado. Cada día que pasa se erosiona la confianza en las instituciones”.

Soto, aunque defendió la estrategia republicana, reconoció los riesgos políticos: “Sí, el cierre refleja un gobierno demasiado grande, pero también muestra que el sistema depende de él. A largo plazo, los conservadores pueden capitalizar el debate sobre la eficiencia del Estado. En el corto, pagarán un costo político”.

Ambos analistas coincidieron en que el tema dejará cicatrices profundas. Las encuestas muestran que la mayoría de los estadounidenses responsabilizan a los republicanos, pese a que el partido asegura haber aprobado un presupuesto “limpio”, similar al de la era Biden.
“Los votantes están cansados de la confrontación”, resumió Gaitán. “Y cada día que pasa sin solución, el debate deja de ser técnico y se vuelve emocional”.

Mientras tanto, el Congreso se prepara para un nuevo intento de votación. Si no se alcanza un acuerdo antes del 31 de octubre, el país podría entrar en el cierre más prolongado de su historia moderna.

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