El voto latino se mueve: Desconfianza, economía e identidad política en redefinición
Un nuevo sondeo de la agencia Associated Press revela que la aprobación de Donald Trump entre los votantes latinos cayó del 44 % al 25 % en apenas un año. El dato encendió las alarmas en la Casa Blanca y abrió un intenso debate en el programa The Game, donde Wadi Gaitán conversó con Marco Frieri y Jonathan Soto sobre el futuro político del electorado hispano.
“El voto latino ya no pertenece a nadie”, advirtió Frieri. “Durante mucho tiempo se asumió que era un bloque demócrata natural, pero hoy es un voto volátil, diverso, que responde más a la economía que a la ideología”.
El estratega señaló que los votantes latinos “no votaron por Trump por su retórica, sino por la promesa de una economía que funcionara para ellos. Hoy, diez meses después, esa promesa se siente incumplida”.
El sondeo también muestra un deterioro en la percepción del rumbo del país: un 73 % de los latinos considera que Estados Unidos “va en la dirección equivocada”. La inflación, la pérdida de empleos y las redadas migratorias son los factores más mencionados.
Para Jonathan Soto, el reto republicano no está solo en los números, sino en el mensaje: “El partido tiene una oportunidad, pero no puede olvidar que la comunidad latina tiene memoria. Muchos llegaron aquí escapando de gobiernos autoritarios; ver redadas y deportaciones masivas les despierta temores familiares”.
El analista conservador añadió que los republicanos “han ganado terreno al ofrecer un discurso de esfuerzo y prosperidad”, pero que el actual contexto económico podría revertir esas ganancias. “Cuando el bolsillo aprieta, la ideología pasa a segundo plano”, resumió.
Wadi Gaitán, conductor del programa, lanzó una provocadora predicción: “Trump podría intentar un golpe de efecto en inmigración. Tal vez un plan de legalización parcial o una versión moderada del Dignity Act. Solo él tendría el capital político para venderlo a su base”.
Frieri coincidió parcialmente: “Es posible, pero el problema de fondo sigue siendo la falta de visión. Los latinos quieren saber hacia dónde va Estados Unidos, no solo quién lo gobierna”.
El consenso fue que, rumbo a las elecciones de 2026, el voto latino no se moverá por lealtades históricas, sino por la sensación concreta de estabilidad y oportunidad. Una comunidad que ya no vota en bloque, sino que define, elección tras elección, el equilibrio del poder.