El difícil equilibrio tras el ultimátum de Trump y el caos interno en la Franja de Gaza

En una nueva escalada de tensiones en Medio Oriente, el presidente Donald Trump emitió un ultimátum directo a Hamás: Si el grupo palestino no cesa sus ataques en Gaza, Estados Unidos “no tendrá más remedio que actuar” de forma militar. El mensaje, publicado en Truth Social y traducido al español durante el programa Punto Clave que conduce Lucía Navarro, marca un giro contundente en la postura de la Casa Blanca frente al conflicto palestino-israelí.

“Si Hamás continúa matando personas en Gaza, los mataremos nosotros. Gracias por su atención a este asunto”, escribió el mandatario, en un tono tan seco como calculado.

El anuncio provocó reacciones inmediatas entre analistas y observadores internacionales, quienes advierten que una intervención estadounidense directa podría redefinir por completo el frágil equilibrio que sigue a los acuerdos de paz firmados hace apenas meses.

Durante el programa, el analista político Eric de la Fuente analizó el trasfondo de la crisis. “Los grupos palestinos no son homogéneos. Dentro de Gaza existen numerosas facciones, familias y clanes que compiten por el poder desde hace décadas”, explicó. Hamás, recordó, tomó el control en 2006 tras desplazar a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), lo que marcó el inicio de un prolongado conflicto interno.

“Hamás no solo ha dañado a Israel, también ha destruido la vida interna de los palestinos”, añadió De la Fuente. La violencia de los últimos meses —incluidas ejecuciones públicas y enfrentamientos entre milicias locales— ha agravado la crisis humanitaria y multiplicado las divisiones dentro del enclave costero.

Navarro y De la Fuente coincidieron en que la situación actual de Gaza refleja un caos estructural: una franja devastada, con su población viviendo sobre los escombros y con un gobierno debilitado, pero aún bajo el control coercitivo de Hamás. “Muchos palestinos han perdido toda esperanza, y eso es lo más peligroso”, advirtió el experto. “Cada niño que pierde a su familia se convierte en un potencial recluta. Así se reproduce el ciclo del odio”.

El presidente Trump, consciente del peso regional de su advertencia, ha activado sus canales diplomáticos con Arabia Saudita, Egipto, Turquía y Qatar —países con influencia sobre Hamás— para contener una posible expansión del conflicto. De la Fuente subrayó que este capital político diferencia a Trump de la anterior administración. “Biden no tenía relación fluida con el Golfo ni con Israel. Trump sí la tiene, y eso le da margen de maniobra”, explicó.

La complejidad del conflicto, no obstante, va más allá de la amenaza militar. El gran desafío, según el programa, será reconstruir un liderazgo palestino legítimo, capaz de gobernar Gaza sin ser percibido como un títere de Israel. “A largo plazo, solo mejorando la vida cotidiana de los gazatíes —agua, comida, vivienda— podrá reducirse el riesgo de nuevos estallidos”, concluyó De la Fuente.

Mientras tanto, el ultimátum de Trump reconfigura el tablero regional y vuelve a situar a Estados Unidos como actor decisivo en una guerra donde las alianzas se entrelazan con siglos de historia y heridas aún abiertas.

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