Obama reaparece en la campaña demócrata para respaldar a las candidatas en Virginia y Nueva Jersey

El expresidente Barack Obama volvió al ruedo político para respaldar a las candidatas demócratas Abigail Spanberger y Mikie Sherrill, quienes enfrentan una recta final decisiva en sus respectivas campañas para las gobernaciones de Virginia y Nueva Jersey. Con su característica elocuencia y apelando a la “unidad frente a la división”, Obama busca insuflar energía a un partido que llega a estas elecciones estatales marcado por la falta de liderazgo y por un evidente desgaste entre sus propias filas.

En un mitin celebrado en Richmond, Virginia, el exmandatario llamó a “no retroceder” frente a lo que describió como “una ola de políticas regresivas” impulsadas por la actual administración republicana. Su mensaje fue recibido con entusiasmo entre los votantes demócratas, aunque analistas reconocen que la influencia de Obama, a una década de dejar la Casa Blanca, no tiene el mismo alcance que antes. “Obama sigue siendo una figura de peso, pero su mensaje hoy compite con un país profundamente polarizado y con un electorado que exige resultados más que discursos”, señaló el politólogo Mark Penn, consultado por Fox News Digital.

Abigail Spanberger, exagente de la CIA y actual congresista, busca romper el control republicano en Virginia apelando al voto suburbano moderado, mientras Mikie Sherrill, veterana de la Marina y también legisladora, enfrenta una contienda más reñida en Nueva Jersey, donde los temas fiscales y la crisis migratoria dominan el debate. Obama se mostró junto a ambas en actos separados, enfatizando la importancia de “proteger los valores democráticos y el acceso al voto”, un mensaje que contrasta con la línea más pragmática y de seguridad nacional que ha defendido el Partido Republicano en los últimos meses.

Desde la campaña de Trump, varios portavoces restaron importancia a la intervención del expresidente. “El país ya probó lo que el Partido Demócrata puede ofrecer: impuestos altos, fronteras abiertas y un gobierno que se entromete en todo”, afirmó la senadora republicana Marsha Blackburn. En círculos conservadores, la reaparición de Obama es vista como un intento desesperado de reactivar una base desmotivada en medio del liderazgo dominante del presidente Trump, cuya popularidad entre votantes hispanos y de clase media ha sorprendido incluso a sus críticos.

A medida que las encuestas muestran un panorama ajustado en ambos estados, el movimiento de Obama se interpreta como una maniobra de emergencia del Comité Nacional Demócrata para evitar derrotas simbólicas que puedan tener repercusión nacional. Si Spanberger y Sherrill pierden, los republicanos consolidarían su narrativa de que el “nuevo mapa político” favorece a los conservadores incluso en territorios históricamente moderados. Pero si ganan, el crédito recaería en la figura del expresidente, que sigue intentando —como lo ha hecho desde 2016— redefinir el papel del Partido Demócrata en un país que parece haber girado decididamente hacia la derecha.

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