El costo humano y financiero del terrorismo dos años después del 7 de octubre

“Hoy es un día triste”, dijo Raúl Mas, al abrir la más reciente edición de su programa Dinero y Más, recordando el segundo aniversario del ataque terrorista de Hamás contra Israel, aquel 7 de octubre que conmocionó al mundo y marcó un antes y un después en la política global y en los mercados internacionales.

Mas, con su característico tono analítico y sobrio, comenzó explicando lo que llama “el lado financiero del caos”. “Casi siempre hablamos del dinero como un tema técnico”, afirmó, “pero detrás de cada crisis geopolítica hay un costo humano que el mercado no puede medir. Ese costo se traduce en miedo, en desconfianza, y finalmente en inestabilidad económica”.

En su estudio, con un pequeño lazo amarillo prendido en la solapa —símbolo de solidaridad con los rehenes israelíes aún retenidos—, el conductor recordó que en aquel ataque fueron asesinados 1.200 israelíes, incluidos 38 niños, y que alrededor de 250 personas fueron secuestradas, de las cuales “solo unas pocas han regresado a casa”. Según Mas, “el hecho de que todavía haya 48 rehenes y que se crea que 24 siguen con vida, debería recordarnos que el terrorismo no ha desaparecido, simplemente ha mutado de forma”.

El anfitrión del programa insistió en que, además de la tragedia humana, el ataque y la guerra que le siguió tuvieron consecuencias tangibles para la economía mundial. “Cuando Hamás lanzó esos misiles, también lanzó una ola de incertidumbre que recorrió los mercados”, explicó. “Los precios del petróleo subieron, las cadenas de suministro se tensionaron, y el miedo volvió a ser una variable económica”.

Mas sostuvo que la política internacional y las finanzas están entrelazadas “como nunca antes”. “Cada decisión política, cada acto de violencia o cada sanción comercial tiene efectos inmediatos sobre la inversión, la inflación y el empleo. Quien piense que puede separar la economía de la política vive en una ilusión”.

El conductor también se refirió a la respuesta de Estados Unidos e Israel ante el terrorismo, subrayando la importancia de la alianza estratégica. “El apoyo norteamericano a Israel no es solo un gesto de amistad o un asunto religioso, como algunos lo simplifican”, dijo. “Es una inversión en estabilidad global. Israel representa una muralla contra la barbarie y un aliado tecnológico y militar indispensable para Occidente”.

A lo largo del programa, Mas regresó una y otra vez a su premisa central: que los acontecimientos políticos no solo alteran la percepción de los inversores, sino que transforman la manera en que las sociedades entienden la libertad y la prosperidad. “Cuando el terrorismo gana terreno, el libre comercio se encoge. Cuando los gobiernos ceden ante la presión de los extremistas, los mercados se paralizan y la gente pierde fe en el futuro”, advirtió.

El presentador cerró el episodio con una reflexión que resumió el espíritu de su programa: “Hablamos de dinero, de inversiones y de impuestos… pero todo eso ocurre dentro de un marco más grande, que es la civilización misma. Y cuando la civilización se ve amenazada —por el terrorismo, por el odio o por la indiferencia—, el dinero también pierde su valor”.

Con esa frase, Raúl Mas demostró una vez más por qué Dinero y Más no es solo un programa económico, sino un espacio donde la realidad se observa desde la intersección entre la moral, la política y el mercado.

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